En la segunda charla abierta FAY durante la cuarentena, el representante olímpico argentino de la Clase Finn dejó valiosos conceptos.
La Federación Argentina de Yachting ofrece una innovadora posibilidad para entrenadores, deportistas y público en general que deseen sumar conocimiento, compartir experiencias e interactuar con profesionales de primer nivel. Las charlas de capacitación online durante la cuarentena por el Covid-19 se brindan a través de Zoom y este sábado tuvieron como protagonista a Facundo Olezza, (@facu_olezza) una de las jóvenes promesas de la vela nacional.
Nuevamente bajo la moderación de Hernán Vila, pero esta vez con la compañía de Julián De Mare (quien también se encontraba en Valencia, España), Olezza le otorgó a la audiencia importantes enseñanzas. En este sentido, luego de repasar sus pasos por las clases 420 y 49er, el regatista aseguró: “Claro que las frustraciones y los dolores son muchos, los músculos duelen, pero hacer lo que uno ama es sin dudas lo mejor que me pudo pasar. Por eso convivo con la capacidad de sufrir, porque sé que el beneficio es para mí”. A lo que agregó: “Cada mañana me recuerdo cuánto quiero cumplir mis objetivos, eso es lo que me da fuerza para levantarme de la cama a las 6 de la mañana”.
De la misma manera, el representante olímpico argentino remarcó la importancia de su actual grupo de trabajo en la conquista de sus recientes logros. “Estoy en el mejor momento de mi carrera deportiva, con un camino muy marcado, una rutina muy intensa y mucha confianza. El gran equipo que tengo detrás tiene mucho que ver, vamos en línea recta a tumbar lo que venga y tengo una confianza plena en ellos que me dan la tranquilidad para poder trabajar día a día”, destacó.
Asimismo, ante la consulta de De Mare acerca de qué consejo se daría a si mismo de hace 10 años, Olezza resaltó la importancia de permitirse soñar en grande y de seguir los instintos. Del mismo modo, ante la pregunta respecto a cuál será su próxima clase (ya que a partir de 2021 el Finn deja de ser olímpico) el iniciado en el Club de Vela Barlovento respondió: “No sé si pasaré a Láser o a 49er, realmente tengo mi mente muy metida en el hoy. Puedo decir que el Láser en la actualidad es una clase muy competitiva a nivel mundial y eso me tienta mucho, pero ya veremos”.
Parte técnica
La segunda etapa de la charla contó con una parte más técnica en la que Facundo Olezza explicó cómo piensa una regata, cómo la divide en pasos y qué hay que hacer para llevar a cabo un plan exitoso.
Lo primero es analizar la cancha de regatas y tener un plan.
Primera etapa:
Una vez que uno tiene un plan, empieza la primera fase de la regata: la largada. Dos cosas importantes en este punto, tener espacio sotavento para poder aguantar los primeros 200 metros, que son los más importantes. Además, es fundamental tener el tiempo y la distancia a la línea medidas con un punto en tierra para salir lo más cerca posible de esta.
Segunda etapa:
Una vez hecha la primera parte del plan, los primeros 200 metros son como una carrera de velocidad. Luego, cuando ya está la línea clara, hay que levantar la cabeza, analizar los indicadores (que pueden ser nubes, rachas o la flota) y ahí se plantea la primera reestructuración del plan.
Si lo original sigue todo en orden, es decir, si se había partido cerca de la boya para tomar rumbo hacia la izquierda y sigue habiendo más viento por ese lado (siempre que el compás marque lo mismo), hay que bajar la cabeza y seguir con lo establecido. Si, en cambio, de repente hay más viento por la otra zona, ahí es cuando hay que cambiar lo dispuesto. En ese caso, se trata definitivamente de un punto de inflexión en la regata: saber que uno se equivocó y estar a tiempo para poder remediarlo. Recomiendo no reestructurar el plan más de dos veces, porque la regata sino se empieza a volver muy a contrapié.
Entonces, hay que estar muy atento en esos primeros 200 metros, hacer una buena reestructuración del plan si es necesario, y mantener siempre el modo más sencillo posible.
Tercera etapa:
La tercera parte de la regata es la llegada al primer barlovento. Lo más importante es no ir muy rápido a los laylands, porque se corre mucho riesgo o de quedarse corto o de sobrarse y que los barcos de adelante corten el viento y empiecen a pasar. Tampoco entrar muy cerca del layland con malas, o en otras palabras, no entrar a babor a la boya porque después te encontrás con que estás rompiendo muchas reglas y nunca conviene entrar con malas a una boya.
Cuarta etapa:
El cuarto punto es la popa, que es básicamente tratar de leer el viento a la inversa de cómo entró en la ceñida y no quedarte muy tapado en grupos grandes. A veces es necesario hacer metros de más y separarte del pelotón que quedar directo a la boya pero tapado. En ese factor se trata de analizar las diferentes variables, no hay tanto una regla general sino que es más percepción individual con muchos factores que entran en juego. En líneas generales para la popa, recomiendo antes de la largada tener una idea muy clara de cuál es el rumbo más rápido hacia la boya y cuál es el borde que más fácil se barrena la ola (hacer siempre primero ese borde).
Quinta etapa:
El resto es fundamentalmente recopilar la información de lo que ya fue pasando en la regata para ir entendiendo los patrones del viento, ir improvisando con la flota y manejando los riesgos. Es prácticamente un juego de estadística y probabilidad: si estás adelante y todo el grupo va hacia la derecha, no te vas a ir para la izquierda. Del mismo modo, si estas último probablemente hagas lo contrario (ya que seguirlos tampoco tiene mucho sentido). De eso esencialmente trata la segunda ceñida y la última popa.
Por Tomás Seré – Prensa FAY